La historia de la ciencia, como el resto de estudios de historia, es un proceso constante de reconstrucción de hechos sucedidos en un período de tiempo único y específico que nos permite conocer y entender lo que sucedió en el pasado en relación a lo que los especialistas consideran o se acepta por consenso que es ciencia.
Como proceso en continua reconstrucción sin embargo no permanece invariable a lo largo del tiempo, y al igual que mira de entender el desarrollo de la ciencia, la sucesión de sus descubrimientos y su contexto social, económico y cultural y sus efectos posteriores, la propia historia de la ciencia también debe observarse desde esta perspectiva analizando el marco social, político, económico y cultural en el cual la historia fue interpretada.
La historia de la ciencia debe abordarse desde el estudio de los personajes (mujeres y hombres dedicados a las prácticas científicas), los instrumentos desarrollados (aparatos, equipos, materiales y otros), los métodos (prácticas, experimentos, observaciones) o los textos (escritos, grados, diseños y otros) para reelaborar la visión de la ciencia a lo largo del tiempo y de su naturaleza. Su historia no puede entenderse como algo ajeno al resto de la historia, no puede mostrarse la ciencia como una construcción aislada a los fenómenos sociales, económicos y políticos de su momento. Como proceso humano, generado por seres humanos, sus habilidades e ideas han sufrido sin duda alguna la influencia del tiempo que les tocó vivir, y con a partir de ahí entender sus formas de ver, explicar e interpretar el mundo. La ciencia es una construcción resultante de las demandas y necesidades de las sociedades. Hay que entender los hechos enmarcados dentro de los contextos históricos y culturales que rodearon cada uno de los modelos científicos. Dichos contextos son los que han configurado lo que hoy conocemos, entendemos, estudiamos, analizamos, explicamos y concebimos como ciencia.
Una formación en ciencias desde una perspectiva histórica sería deseable para dejar al descubierto los factores directos e indirectos precedentes e implicados en el surgimiento de una ciencia o una teoría concreta y su posterior consolidación. Enmarcando su estudio en un contexto social nos da las herramientas para entender la ciencia como un producto de los cambios en os contextos sociales, políticos, culturales y económicos. Además de permitir comprender que la ciencia tiene un pasado, más allá del próximo, y que todo conocimiento actual ha crecido en base a un conocimiento pasado. Ayuda a reconocer que la creación e innovación no surge de la nada sino de lo previamente existente. Su historia, al suministrar explicaciones coherentes para los hechos que han originado los modelos científicos y presentar interpretaciones rigurosas para los múltiples e intrincados procesos de conocimiento, contribuye a la labor de desmitificación de las ciencias y genera espacios de reflexión de las mismas.
Ahora bien hay que tener en cuenta, que al igual que la ciencia debe estudiarse en contexto y margen cultural amplio para su mejor comprensión, lo mismo debe hacerse a la hora de estudiar la propia historia de la ciencia. Hay que considerar que todo producto humano tiene lugar dentro de una cultura concreta, y que sin duda ésta puede alterar el mismo. Entendiendo «cultura» como el modo de vida de un pueblo o una sociedad, es imposible concebir que los individuos permanezcan ajenos a su legado social y cultural, y que por tanto el contexto social y cultural sesgue la propia historia de la ciencia en función de los valores simbólicos o los conflictos de interpretación del momento en el que tienen lugar. Así pues se puede hablar de una «selección cultural» que reconstruye los contenidos culturales y determina como estos se transmiten a las nuevas generaciones.
Las relaciones entre la historia de las ciencias y el contexto cultural no emergen de la casualidad o el azar, sino que es posible establecer entre ellos una relación bidireccional en términos de interdependencia. Es decir, tanto la una como la otra dependen de la otra y lo que se suceda en el interior de una se verá de una u otra forma reflejado en el carácter externo e interno de la otra. Todo aquello que influencia directamente en la historia tendrá un devenir contextual y viceversa.